Me llamo Nacho Lucea y soy inversor, empresario, ponente y escritor. A lo largo de mi carrera profesional he fundado, cofundado y asesorado más de media docena de start-ups en tres países diferentes. Pero mi camino no fue fácil. Mucho menos inmediato.
Me crié en la capital madrileña y me gradué en Derecho en la Universidad San Pablo CEU. Por aquel entonces mis decisiones se basaban en lo que se suponía que debía hacer, así que entré a trabajar en un despacho de abogados. Al terminar la carrera hice un Máster en Propiedad Intelectual, y muy pronto entendí cuál era mi camino: quería ser yo mismo y gobernar mi vida. De modo que un día me levanté y dejé mi trabajo en el despacho.
Me fui sin saber muy bien qué iba a pasar ni por qué camino debía tirar. Sólo sabía dos cosas: que lo mío no era trabajar para otros, y que tenía que encontrar la forma de vivir mi libertad.
Con esa idea en mente —y con mucha gente intentando que pensara lo contrario— acabé en Estados Unidos montando Mashboxx, el precursor de Spotify. El primer servicio de streaming jamás creado.
Desarrollamos una idea que hoy en día está muy aceptada, pero que por entonces suponía un cambio de paradigma: el cambio de la propiedad al uso. Piensa en Uber o en Airbnb. Desafortunadamente, no funcionó... Por muy poco.
Y es que el éxito y el fracaso son muy parecidos, como verás en mi contenido.
Porque al final, gracias a esta increíble experiencia —y gran decepción— acabé en Londres, donde un grupo de veinteañeros cofundamos la empresa de publicidad online Zugo. Tras muchos meses de duro trabajo alcanzamos los 30M de usuarios diarios convirtiéndola en una empresa multinacional.
Esta vez fue muy bien, pude experimentar lo que era construir un palacio desde sus cimientos. Era la primera vez que palpaba el éxito.
Sin embargo, también entendí lo que mi amigo Steve una vez me dijo:
Abrazarás un proyecto. Le dedicarás tres o cuatro años de tu vida hasta que muera, te lo compren o fracases. Volverás a tu casa y, tarde o temprano encontrarás otro proyecto. Y te darás cuenta de que lo más importante para ser un buen emprendedor es tener buenos hobbies para saber esperar.
Después de esa etapa seguí invirtiendo y asesorando a otras start-ups como Loving Life Today —una clínica de rehabilitación holística en Tampa—; CopyPress; o BeWanted, dedicada a facilitar el empleo entre los jóvenes. Pero aprendí otra lección importante de la vida: ni la libertad ni los hobbies significan nada si no tengo tiempo para materializarlos.
Más aún resonaron estas palabras cuando en medio de mi paso por BeWanted se desató la pandemia, dándome la lección de que si bien el tiempo es escaso y finito, sobre todo es relativo.
Cuando las agujas dejaron de girar en marzo de 2020, vi que era el momento para embarcarme en un proyecto que si bien llevaba rondándome en la cabeza durante unos meses, requirió de ese estado de sosiego y quietud. Y así es como nació Piensa como un villano y actúa como un héroe, el libro que me bautizó como escritor.
Si crees que tienes un proyecto que merece la pena y me lo quieres contar, hablemos sobre ello.
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